Accidentes industriales y costos ocultos asociados: una razón más para invertir en seguridad
La principal razón para invertir en seguridad es propiciar entornos adecuados para los trabajadores. Además, la inversión en seguridad tiene un retorno económico mayor del que creemos.
La seguridad de los trabajadores ha sido siempre uno de los principales focos de trabajo (y preocupación) de las empresas industriales. Desde la Revolución Industrial hasta hoy, es un tema recurrente en la industria, con congresos, foros y simposios dedicados al asunto. A pesar de que históricamente se ha realizado un gran avance, queda todavía un camino para recorrer.
A lo largo de los años se fueron incorporando distintos elementos, también llamados EPP u elementos de protección personal, de uso obligatorio en la industria. Estos incluyen cascos, botas, anteojos. Dependiendo la industria y su operación, cuentan con unos u otros EPPs, además de indicaciones variadas y reglas de seguridad diseñadas ad hoc para cada proceso.
Sin embargo, y a pesar del esfuerzo, cada día continúan falleciendo personas como consecuencia de accidentes laborales. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, hay más de 2,78 millones de muertes al año y 374 millones de lesiones no mortales. Esto no sucede únicamente en plantas industriales, pero las manufactureras, empresas de construcción, energía y minería suelen estar entre las industrias con más accidentes.
Costos asociados a los accidentes industriales
El principal problema de la falta de inversión y digitalización en materia de seguridad, en caso de ocurrir un accidente fatal, es la pérdida de vidas humanas, desde ya un daño irreparable. En estos casos y mismo en las lesiones por trabajo, los costos directos son aquellos asumidos por el seguro y las ART, y la empresa no debe hacerse cargo económicamente. Pero es ahí donde aparecen una gran cantidad de costos indirectos asociados, que las empresas muchas veces no tienen en cuenta a la hora de evaluar en términos económicos la inversión en seguridad.
Según un estudio realizado por la Universidad de Pretoria, se estima que por cada 1 dólar de costo directo hay 6,75 dólares de costo indirecto. Esto se traduce en un impacto significativo en la operación de la empresa, que pierde frente a cada accidente no solo dinero sino horas hombre trabajadas.
Algunos de los costos indirectos relacionados con los accidentes de trabajo son:
- Días fuera del trabajo y contratación de reemplazos
- Reemplazo de maquinaria dañada.
- Caída de la productividad.
- Pago de penalidades en caso de atrasarse las entregas.
- Incrementos en las alícuotas del seguro.
- Desmotivación del equipo.
- Crisis de marca — publicidad negativa.
- Horas hombres destinadas a la elaboración de informes, documentación y papeleo
- Gestión de crisis.
- Reunión de mandos medios y altos para redefinir procesos
Según la Organización Mundial del Trabajo, “el coste humano de esta adversidad diaria es enorme y la carga económica de las malas prácticas de seguridad y salud en el trabajo se estima en un 3,94% del Producto Interior Bruto mundial cada año”. Esto se traduce en millones de dólares y horas perdidas por año a nivel mundial.
Inversión en tecnología y opciones disponibles
Es evidente que cada empresa, dependiendo la cantidad de empleados y la naturaleza del trabajo, la falta de inversión en seguridad impacta de forma distinta. Pero ninguna está exenta de los accidentes y los costos indirectos asociados. Es en ese momento que cobra relevancia la cuestión de invertir en tecnología, y el consecuente retorno de inversión que puede significar para la compañía.
La digitalización de la operación y los procesos de seguridad permite prevenir y mitigar accidentes. Como establecimos al principio, los EPP y la definición y estandarización de las reglas de oro de seguridad fueron de las primeras medidas tomadas para incrementar la seguridad en plantas. Hoy en día, esos mismos procesos pueden ser automatizados a través de EPP digitales, que cuentan con tecnología de punta para aumentar la seguridad de los empleados.
Algunas de estas tecnologías, como el RFID, Internet de la Cosas, GPS, Glonass o UWB, permiten una infinidad de funcionalidades para mantener protegidos a los operarios: detectan y notifican trabajo en altura, golpes y caídas; envían alertas frente a distancias riesgosas; poseen botón antipánico para una asistencia rápida; permiten automatizar los procesos de evacuación, para la puesta a salvo eficiente de los operarios, entre otros.
La digitalización llegó para revolucionar a todas las industrias. Llegó el momento de evaluar entonces si, habiendo tecnología disponible, es preciso saldar una deuda pendiente con los trabajadores industriales y su seguridad, obteniendo además grandes beneficios económicos en el proceso.
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